domingo, 21 de noviembre de 2010

Tu rincón

Entre almohadas desgastadas y sábanas descoloridas de tanto amor, aparece mi rincón dedicado a ti. Allí guardo con cuidado nuestros secretos y caricias que tanto adoro, y reservo los besos que no llegué a darte por no sé qué razón, para algún día, por sorpresa, soltarlos todos sin tregua. Guardo mis sueños aún sin cumplir, deseosos de salir de su escondite, y gotas de lluvia que no llegaron a caer al suelo; sabes que es mi colección más preciada. Siguen guardando su forma aún con el trascurso de los años. ¿Recuerdas aquellas palabras de amor que salían de tus labios y que tantas sonrisas me robaban? Las anudé con mucho cuidado y escondí en mi rincón.
Este es mi rincón favorito de mi habitación. Si alguna vez no estás, sólo tendré que enterrarme entre estas mantas descoloridas y almohadas roídas por el tiempo, y recordarte tal y como fuiste un tiempo atrás, olvidando que realmente, sólo son recuerdos.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Secretos guardados en un cajón

Viendo llover desde la ventana, el viento la hace vibrar. El viento hace sentir su presencia invisible, susurrando pequeños versos que intento descifrar. Siempre me ha encantado mirar cómo llueve, cómo la furia de las nubes se desata sobre el mundo, mientras mis mantas arropan mi cuerpo helado y pienso, como siempre, en qué estarás haciendo en ese mismo momento. Quizás estés disfrutando de un café en la más tierna compañía de un par de amigos, riendo mientras rememoráis viejos tiempos, viejos y memorables tiempos. ¿Te acordarás de mí tanto como yo de ti? No creo. ¿Sabes qué me viene a la cabeza cuando llueve de esta forma tan descomunal? Recuerdo muchas noches que pasamos en tu habitación, viendo alguna película del tipo que tanto te gustaban a ti y de aquellas que tanto odiaba. Recuerdo que en más de una ocasión, terminé rendida por el sueño abrazada junto a ti, pero no te importaba. Una vez terminaba la película, y yo seguía durmiendo recuerdo que te tumbabas a mirarme cómo soñaba. Sí, sabes que tenía los ojos entrecerrados mientras tú no sospechabas nada. ¿Qué tramarías mirándome de aquella manera, con tus ojos del color del otoño? ¿Tramabas raptarme? ¿O quizás sólo envenenarme? Me gusta imaginar que maquinabas la forma de sacarme una verdadera sonrisa en cuanto entornara los ojos un poco. Me gusta imaginar que querías hacerme feliz, que tramabas la mejor forma de tenerme sin límite. Parece ser que, fuera lo que fuese, lo has logrado, pequeño maníaco de los planes.

Espero que nunca pare de llover. Lluvia, tú que has abrigado mis días más fríos y siendo cómplice de tantos otros momentos íntimos, comparto contigo mi más sincero secreto, espero que no se lo cuentes a nadie, ni siquiera a otros amigos fieles que prometan guardar este secreto. No le digas a nadie de este amor que compartimos él y yo, ni de las sonrisas que guardamos en nuestro cajón de los tesoros, ni de los besos y caricias que tanto necesitábamos en aquellos días que parecían no tener fin; ni tampoco les cuentes cómo él hace que mi vida tenga un rumbo, un sentido, un camino qué seguir cuando mis pies no saben hacia donde girar, ni de cómo cada vez que me llama o pronuncia mi nombre, una sonrisa única y grandiosa se ilumina en mi rostro. No les cuentes cuánto le necesito ahora mismo, ni cuánto le amo.

Lluvia; será nuestro pequeño secreto. Guárdalo bajo llave.