lunes, 23 de enero de 2012

Reencuentros

(La historia de Amaia comienza aquí)

La cobardía se abrió paso a través de las muñecas de Amaia, abordando el cuello e impidiéndole pensar, por ello, asustada, aparentó no oír las primeras palabras de aquel chico, que parecía llamarse Daniel, en meses y huyó despavorida. Pensó en abandonarlo. “No se acordará de mí. No sabe quién soy,  ni que lo salvé de una muerte casi segura. Mejor no involucrarme en su vida. Exacto. Ahora abriré la puerta y me…” Pero no lo hizo. De repente, todos sus impulsos cobardes se evaporaron, como si nunca hubieran existido. Pensó en volver. “Pero, ¿y si nunca encontraran a ningún familiar o conocido? ¿Y si se acordara de mí? Podría intentar hablar con él, quizás no recordara nada.” A pesar de haberle salvado la vida, Amaia sólo sabía de él su nombre, ahora que había despertado. Cada día que volvía a la habitación 355 se preguntaba qué le atraía de él, porque estaba claro que existía una conexión, una fina cuerda que no estaba dispuesta a cortar de ningún modo. Tenía que regresar. Decidido.
Repasó sus pasos hacia el umbral de la puerta de nuevo, cuando algo le hizo parar en seco. ¿Otra vez los sentimientos cobardes? “¡No!” Amaia comenzó a dar vueltas en círculo, para aquí, para allá, mientras buscaba entre los mechones rojizos, inútilmente, respuestas. Sus manos comenzaron a sudar, como siempre que tiene que hacer una elección complicada, enrevesada. “¿Qué debería…?”

- ¿Hola?

A pesar de que Amaia no quería ni pensarlo, pero Daniel había estado observando cada uno de los movimientos indecisos que realizaba, como una niña de cinco años que había perdido a sus padres en un centro comercial. Sin embargo, esta vez, no era ella la que se acomodaba junto a la camilla del enfermo, ni a la que él llamaba sino otra muchacha que parecía estar inclinada hacia él, mientras éste último rehuía de tales mimos. Amaia aguardó paciente, cual cazador ante una presa difícil, tras el umbral de la habitación. 


(Tras meses y meses de ausencia, vuelvo, oh sí. Siento mucho haber estado tan desaparecida. Da gusto volver aquí :D)